11 noviembre, 2022

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Estreñimiento, ¿por qué ocurre?

El estreñimiento es un trastorno gastrointestinal prevalente y multifactorial. Se trata de una afección que se produce cuando hay un movimiento lento y una dificultad en la deposición de las heces. Se considera que existe estreñimiento cuando se producen menos de tres deposiciones por semana.

Las posibles causas del estreñimiento pueden variar, siendo uno de los orígenes últimamente más investigados, la relación entre nuestra alimentación y nuestro estado emocional. La creciente evidencia indica que esta relación está vinculada con alteraciones en la microbiota intestinal.

Causas emocionales del estreñimiento

El mantenimiento de emociones negativas, junto con otros factores de estilo de vida poco saludables, pueden afectar a la composición de nuestra microbiota, conduciendo a una disbiosis intestinal. Es decir, a un desequilibrio entre las bacterias beneficiosas y las perjudiciales. Esta situación pasa porque nuestro sistema gastrointestinal y las emociones están integradas por el eje intestino-cerebro, el cual comprende la interacción entre los sistemas endocrino, inmune y entérico que, a su vez, interactúan con el sistema nervioso autónomo y central.

Por lo tanto, unas emociones negativas, mal gestionadas, se traducen por el eje intestino-cerebro en señales que activan procesos fisiológicos que pueden favorecen la liberación de componentes proinflamatorios, que están asociados con la disminución de la motilidad intestinal, las funciones secretoras del entorno metabólico y la pérdida de la integridad de la mucosa intestinal. Adicionalmente, la disbiosis bacteriana, puede reducir la producción de componentes bioactivos y antiinflamatorios, como son los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como el butirato, acetato y propionato, que se producen en el colon por el metabolismo bacteriano de nuestra microbiota. Estos componentes están relacionados con la estimulación de las contracciones y la motilidad intestinal. Además, el butirato ha demostrado que puede reducir el volumen de las heces, estimulando la absorción del agua y de los electrolitos, facilitando de esa forma el tránsito intestinal.

Diversos estudios realizados señalan que episodios de ansiedad y depresión se experimentan con mayor frecuencia en individuos con trastornos gastrointestinales que en sujetos sanos. No obstante, el efecto que puede tener la interacción entre la microbiota y nuestro estado emocional, en el estreñimiento u otras patologías, es un campo que aún falta mucho por investigar.

Actualmente, existen agentes como los probióticos y el consumo de fibra dietética que, bajo unas condiciones normales, pueden ser herramientas útiles para restaurar, conseguir y mantener el equilibrio de nuestra microbiota. Análisis de datos demuestran que los probióticos mejoran la frecuencia de defecación y la consistencia de las heces de forma significativa, al aumentar el peristaltismo.

Por otra parte, la fibra dietética, se utiliza como sustrato productor de energía para la fermentación microbiana. El resultado de esto es que se estimula el crecimiento de las bacterias beneficiosas, la síntesis de los AGCC y otros componentes que contribuyen al peso de las heces, favoreciendo la motilidad intestinal.

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