16 septiembre, 2022

39ytú

¿El agua que bebemos influye en la salud de nuestra microbiota intestinal?

Para empezar: qué es la microbiota intestinal

El intestino humano es un órgano complejo, y en él se encuentra un hábitat natural de una población de numerosos y diversos microorganismos que conviven en la superficie de la mucosa intestinal, formando un ecosistema simbiótico. Está bien establecido que bajo esas condiciones, nuestra microbiota intestinal forma parte de muchas funciones, entre ellas metabólicas, protectoras y tróficas, y las desarrolla con una mayor eficacia.

Nuestra mucosa intestinal es un punto de alta interacción con la microbiota y es el sitio donde todas esas funciones comienzan. Actúa como una barrera intestinal protectora, controlando y evitando la colonización, la adhesión y el paso de microorganismos y compuestos en nuestro organismo.

Mantenerse hidratado es esencial para la salud, ayuda a optimizar la homeostasis, la digestión y el metabolismo de los nutrientes, la transportación de oxígeno y electrolitos, la regulación de la temperatura corporal, la contracción muscular etc. Además, es esencial para el buen funcionamiento de la mucosa y microbiota intestinal.

Los diferentes tipos de agua

Existen factores extrínsecos como es la composición del agua que bebemos que puede influir en las propiedades fisicoquímicas de la capa de moco y en el equilibrio de la microbiota. En concreto, la concentración de iones, sales, las comunidades microbianas intrínsecas y los subproductos de la desinfección del agua pueden afectar la composición, la variedad de las bacterias y la función de la mucosa intestinal.

Existen estudios que han demostrado una variación en la composición de la microbiota intestinal en función del tipo de agua consumida. En términos de origen y tratamiento, no todas las aguas son iguales: existen el agua de pozo, del grifo, embotellada o filtrada. Por tanto, se denotan diferencias en la composición química, mineral o microbiana.

Entre los factores más importantes, encontramos la acidez o el pH del agua que influye en la composición intestinal de la microbiota. Las especies bacterianas de nuestra microbiota están adaptadas a un ambiente ácido, y de hecho producen ácidos orgánicos, como el ácido láctico y el ácido butírico, compuestos bioactivos que tienen una actividad antimicrobiana contra el desarrollo de compuestos y microrganismos patógenos. El agua alcalina, tiene un pH alcalino gracias a su alto contenido en minerales disueltos como calcio, potasio o magnesio. Estudios señalan que el consumo de agua con un alto ámbito alcalino puede influir en la formación y la actividad de esos componentes y, a su vez, puede crear un cambio indeseable de la composición microbiana mientras que, un agua ligeramente ácida está asociado con la disminución de bacterias relacionadas con el desarrollo de enfermedades crónicas.

Tratamiento del agua

Por otra parte, el agua, para poder ser apta para el consumo humano requiere un tratamiento adecuado para eliminar los agentes dañinos: suele someterse a una extensa filtración y desinfección. Entre los agentes más comunes de desinfección encontramos el cloro y la cloramina, sustancias que en grandes cantidades pueden afectar también a nuestra microbiota. Estudios revelan que aguas cloradas y aguas de grifos con un alto contenido en cloro pueden aumentar especies como Acinetobacter y Staphylococcus saprophyticus que estas relacionadas con una alteración de la mucosa y vinculadas a infecciones. Además, el consumo del agua con alto contenido de estos compuestos está asociado con el aumento de cantidad de bacterias vinculadas a la resistencia a los antibióticos.

Mantenerse hidratado

Adicionalmente, existe una correlación entre el consumo de la cantidad de agua ingerida y la diversidad de la microbiota. Investigaciones comprueban que existe una composición microbiana diferente en aquellas personas que se hidratan con frecuencia, en comparación con aquellas que ingieren una cantidad escasa o nula. En concreto, se ha visto que la gente que bebía mucho agua presentaba una disminución en bacterias Campylobacter, vinculadas a infecciones gastrointestinales.

No obstante, hay que anotar que todavía, queda mucho por investigar sobre la influencia que tiene el agua en nuestra microbiota.

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Bibliografía

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