13 agosto, 2021

39ytú

La bacteria Clostridium y su relación con el estreñimiento

Vicente M. Gómez-López, UCAM


El estreñimiento se caracteriza por deposiciones secas y poco frecuentes, dificultad para defecar y malestar en el paciente. Estudios clínicos soportan la idea de que es un problema de disbiosis, lo que se define como una alteración de la composición normal de la microbiota, en este caso, la microbiota intestinal.

En el análisis de las heces de individuos con estreñimiento crónico se observa una disminución de la cantidad relativa de ciertos grupos de microorganismos y un incremento de otros. Entre las bacterias cuya cantidad se observa alterada, bien sea con niveles superiores o inferiores a los que se encuentran en individuos sanos, está el Clostridium.

En un estudio realizado en niños estreñidos se observó que los niveles de bacteroides y Escherichia coli en heces fueron similares a los de los niños sanos; en contraste, los niveles de Clostridium y bifidobaterias fueron mayores en los niños estreñidos, con una cantidad de Clostridium de entre 10 y 100 veces más que de bacteroides y E. coli. Igualmente, el tipo de especies de Clostridium encontradas en los niños estreñidos fue diferente a las observadas en los niños sanos.

Una mayor presencia de Clostridium en heces de pacientes estreñidos también fue observada en un estudio en niños obesos y en ratas con estreñimiento inducido por medicamentos. En contraste, otro estudio reveló una disminución de los niveles de Clostridium en heces de adultos estreñidos en comparación con los sanos y en ratones de experimentación que recibieron trasplantes de heces de individuos estreñidos en comparación con los que recibieron trasplantes de individuos sanos. Es de resaltar que en base a esta información no se debe intentar establecer conclusiones en relación a si se observa un incremento o disminución de la cantidad de Clostridium en el intestino dependiendo de la edad de los pacientes pues la cantidad de estudios al respecto es todavía limitada.

Un análisis de los reportes científicos publicados hasta el año 2014 por Dimidi y colaboradores sobre la relación entre el consumo de probióticos y el estreñimiento, el cual, debido a la rigurosidad de los criterios de selección incluyó solo 14 trabajos científicos considerados plenamente confiables (646 trabajos fueron excluidos) permitió concluir que, en general, los probióticos reducen el tiempo de tránsito intestinal en 12 horas, incrementan la frecuencia de las deposiciones un 30 % así como mejoran la consistencia de las heces; sin reportarse ningún evento adverso serio. No obstante, es importante tener en cuenta que no todos los probióticos evaluados en estos estudios clínicos han sido capaces de mejorar todos los síntomas del estreñimiento, sino que algunos de ellos son capaces de mejorar unos síntomas específicos y otros probióticos tienen efectos beneficiosos en otros síntomas. Entre las especies de probióticos evaluadas, Bifidobacterium lactis resaltó particularmente por sus efectos beneficiosos.

Todavía se desconoce el mecanismo que liga a la microbiota intestinal con el estreñimiento y por qué los probióticos ejercen estos efectos beneficiosos, aunque últimamente se han realizado avances en este campo de investigación. En animales de experimentación, se ha observado que la disbiosis estimula la expresión de genes del transportador de serotonina a nivel intestinal, el cual es una molécula relacionada con la regulación de la motilidad del intestino. También parece que los ácidos grasos de cadena corta producidos por algunos probióticos, particularmente el butirato, promueven la motilidad intestinal. Se espera que, en un futuro próximo, la identificación precisa de las bacterias causantes del estreñimiento lleve al desarrollo de tratamientos con probióticos específicos que puedan aliviarlo con mayor eficacia.

Igualmente, se es optimista en torno al consumo de prebióticos para el tratamiento del estreñimiento, pues diversos estudios han demostrado una relación entre la disminución de síntomas y el consumo de éstos, lo cual se asocia a un incremento de bifidobacterias y lactobacilos, cuyas concentraciones son menores en personas estreñidas. Una alternativa relacionada con las anteriores es el uso de simbióticos (mezclas de pre- y probióticos). Por ejemplo, en ratas con estreñimiento inducido por fármacos, el uso de un simbiótico fue efectivo en el alivio de los síntomas y en la reconfiguración de las cantidades relativas de diferentes grupos de microorganismos componentes de la microbiota intestinal, incluyendo Clostridium. También se ha reportado que el consumo de un simbiótico en ancianos, específicamente una bebida fermentada a base de avena con bifidobacterias posibilita la regularización de su motilidad intestinal; y que en este grupo poblacional, un simbiótico de inulina y Bifidobacterium demostró mejorar la composición y las actividades metabólicas de las comunidades bacterianas del colon.

Bibliografía

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